En la segunda práctica, colocados todos de forma que nos viéramos las caras, escribimos en un papel una experiencia en la que tuvimos que pedir ayuda y explicar cómo nos trataron, como nos sentimos al solicitar esa ayuda, y como nos hubiera gustado que nos hubieran tratado.
Una vez que todos habíamos escrito nuestras experiencias, nos juntamos en pequeños grupos, con aquellas personas con las que teníamos más confianza e hicimos una puesta en común para elegir una de ellas y exponerla a toda la clase. Nuestra elección fue la siguiente:
“Hace unos años cuando estaba en el instituto sufrí una semana intensa de acoso escolar en el bus por parte de unos compañeros que también hacían acoso a una chica cuatro años menor que ellos. Al ver que ya no podía más fui a pedir ayuda al orientador que también trabajaba en el departamento de psicología. AL contarle lo sucedido no se le ocurrió decirme otra cosa que la culpa era en mayor parte mía por no adaptarme a ellos. En ese momento me arrepentí de haberle pedido ayuda, porque salí mucho peor de lo que había entrado. No podía creer lo que había dicho, me esperaba cualquier respuesta menos eso. Me dijo que la única solución era adaptarme, es decir, que me comportase como ellos. Entonce me pregunté, ¿Adaptarme? ¿Me estas queriendo decir que para que no pase más eso tengo que insultar, molestar a una niña de 12 años? Ellos tenían 16. Al ver la incredulidad de la situación se lo conté a mi madre, y ella fue a hablar con él muy molesta. Al terminar, el psicólogo le dijo que no era para tanto. Que era matar moscas a cañonazo. Y desde ese momento ya no creo en ellos y estoy estudiando esta carrera para ayudar de verdad a los que lo necesitan.”
Después de que cada grupo contara aquella experiencia que habían elegido, nosotros teníamos que identificar aquellos factores más relevantes que nos habían transmitido. Y, posteriormente, el profesor hacía su aportación de cada grupo. Era importante conocer cuáles eran los factores que habían hecho que el solicitar la ayuda supuso sido algo positivo o algo negativo.
Esta práctica nos sirvió para pensar más profundamente aquello que habíamos sentido en el momento en que tuvimos que pedir ayuda, y ver que los demás también habían tenido miedo o vergüenza al enfrentarse a sus situaciones.